Si siempre has querido experimentar la sensación de hallarte inmerso en una guerra moderna, pero no tienes tiempo para enrolarte en el ejército o bien tu madre no te deja… entra y aprende como puedes simular la experiencia con la segunda entrega de Operation Flashpoint, Dragon Rising Tras ocho años haciéndose de rogar, uno de los juegos más especiales de PC ha recibido finalmente su secuela. Han tenido que pasar muchas cosas accidentadas para que esto haya ocurrido y, de hecho, los creadores originales del juego llevan ya dos entregas de su propia saga, ArmA. Pero Codemasters se ha propuesto resucitar una saga que dejó muy buen sabor de boca cuando salió en el año 2001, y durante los últimos dos años se ha propuesto esta complicada tarea; no hay muchos simuladores bélicos en el mercado, por la sencilla razón de que es muy diferente a un juego de acción en primera persona al uso. Quien busque un Call of Duty o un Medal of Honor que vaya olvidándose: Operation Flashpoint: Dragon Rising es, o pretende ser, un simulador bélico. Los tiroteos son tácticos y los imprudentes o los que busquen atajos mueren rápido y sin preguntas. Como en la guerra, vamos.
Como puede hacer sospechar su título, Dragon Rising aprovecha una de las conspiranoias de moda: la amenaza militar que supondrá China a corto, medio o largo plazo, por causa de su nueva condición de superpotencia económica que ya se ha instalado en el inconsciente colectivo. En este caso, el oscuro objeto del deseo del país más poblado del mundo es una isla llamada Skira, imaginaria para más señas, pero claramente inspirada en las islas Sajalin, que desde hace unos siglos se disputan Japón y Rusia. En este caso, en esta historia ambientada en un año 2010 donde el gigante pasa por problemas económicos, China también reclama su soberanía -y su petróleo- argumentando que fue descubierta, o pisada por primera vez, por una flota de exploración del siglo XV. Evidentemente la invade a los rusos, que estaban explotando su abundante petróleo, y para solucionar este enfrentamiento entre superpotencias no queda más remedio que llamar a la hiperpotencia: los Estados Unidos de América.
En este contexto se desarrolla un extenso modo campaña donde, como era de esperar, tendremos que liberar la isla de Skira de las fuerzas chinas, en una guerra convencional, sin riesgo nuclear aparente, que comenzaremos con una cabeza de playa. Nosotros controlaremos a un marine que tiene a cargo a otros, simplificando la fórmula del primer Operation Flashpoint y reduciéndola a un escuadrón de soldados, en vez de a un número variable como ocurría en el primer juego. Podremos dar órdenes a nuestros camaradas, tanto usando el punto de mira como el mapa, pero nosotros también tendremos que luchar y arriesgar nuestras vidas para ir avanzando por las cada vez más peligrosas misiones.
Operation Flashpoint nunca llega a ser una guerra abierta al estilo de los juegos de Call of Duty o Medal of Honor, sino que es una guerra moderna, de grandes distancias, ataques de artillería, vehículos y tiroteos a veces lejanos. No se producen carnicerías a quemarropa, sino que los enfrentamientos son mucho más tácticos, teniendo que usar coberturas e intentar flanquear al enemigo. Eso mismo harán, de hecho, los chinos, que son en principio mayores en número, pero están lo suficientemente dispersos por fuertes, torres o sitios elevados para permitirnos ir avanzando poco a poco, al ritmo del resto del ejército, cumpliendo los objetivos que son necesarios para cada misión. El extenso mapeado del juego, de casi un centenar de kilómetros cuadrados, permite una campaña de una notable duración, con algún que otro giro, donde tendremos que luchar palmo por palmo para hacernos con la isla en disputa.
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